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AUTOBIOGRAFÍA DE UN HOMBRE FELIZ HISTORIA DE VIDA BASADA EN PRINCIPIOS DE ÉXITO

 








AUTOBIOGRAFÍA DE UN HOMBRE FELIZ HISTORIA DE VIDA BASADA EN PRINCIPIOS DE ÉXITO

BENJAMIN FRANKLIN

****(Boston, 1706 – Filadelfia, 1790)

Político, científico e inventor estadounidense. Cursó únicamente estudios elementales, y estos solo hasta la edad de diez años. A los doce comenzó a trabajar como impresor en un taller de propiedad de uno de sus hermanos. Más tarde fundó el periódico La Gaceta de Pensilvania, el cual publicó entre los años 1728 y 1748.

Franklin ejerció una gran influencia en el campo de la Educación, siendo determinantes sus escritos para la fundación de la Academia Filadelfia en 1751, que más tarde se convertiría en la Universidad de Pensilvania.

Participó de forma muy activa en el proceso que conduciría finalmente a la independencia de las colonias británicas de América. Además, intervino en la redacción de la Declaración de Independencia (1776) junto a Jefferson y J. Adams, y se desplazó a Francia en busca de ayuda para proseguir la campaña contra las tropas británicas.

  • Mi padre me enseñó que nada que no sea honesto puede ser útil.
  • Desde niño me gustó leer, y el poco dinero que llegaba a mis manos se me iba en libros.
  • Mi horario para la lectura era en la noche, después del trabajo, o en la mañana, antes de comenzar la jornada, o bien los domingos, cuando lograba quedarme solo en la imprenta.
  • Disfrutaba de mi frugal comida, que no consistía más que en un bizcocho o una rebanada de pan, un puñado de pasas o un pastelillo y un vaso de agua. El resto del tiempo hasta que mi hermano y sus amigos llegaran a la imprenta lo dedicaba a estudiar y progresaba en gran manera gracias a la claridad de mente y a la agilidad de comprensión que suelen resultar de la templanza yen el comer y el beber. Y recordando con vergüenza que fracasé dos veces en el aprendizaje de la aritmética cuando iba a la escuela, tomé por mi cuenta el libro de matemática de Cokcer y lo leu todo con gran facilidad.
  • Mis padres me impartieron mis primeras impresiones religiosas y sin embargo durante toda mi infancia crecí como disidente.
    1. Según mi opinión, si los atributos de Dios son sabiduría, bondad y poder infinitos, entonces nada puede estar mal en el mundo, y el vicio y la virtud son distinciones huecas, ya que tales cosas no existen. Esta doctrina ya no me parecía tan coherente como pensaba. Me convencí de que, en las relaciones humanas, la verdad, la sinceridad y la integridad son de mayor importancia si uno quiere ser feliz en la vida, y anoté algunas resoluciones con el fin de practicarlas mientras viviera.
  • Conocí a varias personas inteligentes en un club de superación mutua que se llamaba la junta. Nos reuníamos los viernes en la noche. Las reglas que yo propuse establecían que cada miembro, cuando fuera su turno, tuviera uno o más temas para discusión sobre moral, política, o filosofía natural, y una vez cada tres meses escribiera y leyera en voz alta un ensayo de su autoría sobre cualquier tema.
  • Menciono lo trabajador que era, aunque parezca que me estoy alabando, para que aquellos que me lean conozcan el valor de esa virtud.
  • La biblioteca me proporcionó los medios para un estudio constante el cual reserve una o dos horas al día. Así, en alguna medida, suplí la falta de educación académica que mi padre quiso para mí. La lectura era la única distracción que me permitía. No gastaba el tiempo en tabernas ni en juegos ni en fruslerías de ninguna clase. Y en el trabajo mi tesón se mantuvo tan infatigable con era necesario.
  • No teníamos sirvientas inútiles, nuestra comida era por completo simpe y nuestros muebles de los más baratos. Mi almuerzo, por ejemplo, fue durante mucho tiempo leche y pan, y lo consumía en trastes de barro de a dos peniques y con cucharas de peltre.
  • Fui educado como presbiteriano, pero algunos dogmas de esta denominación -el de los decretos eternos de Dios, el de la elección y el de la reprobación- me parecía inteligibles y otros dudosos, así que tempranamente me ausenté de las reuniones públicas de la denominación (mi día de estudio era el domingo). A pesar de ello nunca viví sin principios religiosos., nunca dude, por ejemplo, de la existencia del Dios que creo el mundo y lo gobierna con su providencia. Tampoco dudo que el servicio mas aceptable para el es hacerle bienal prójimo, que el alma es mortal, que el crimen es castigado y la virtud recompensada en este mundo y en el otro.
  • … todos sus mensajes me parecían áridos y carentes de interés. No eran edificantes ni inculcaban ni se reforzaba un solo principio moral y parecían mas encaminados a hacernos presbiterianos que buenos ciudadanos. No fui más a la iglesia.
  • Incluí en una lista de 13 nombres todas las virtudes que en esa época me parecían necesarias o deseables. A cada una le anexe un pequeño precepto, el cual expresaba íntegramente el significado que yo le daba.
    1. Templanza: No comas hasta el hastío, nunca bebas hasta la exaltación.
    2. Silencio: Solo habla lo que pueda beneficiar a otros o a ti mismo, evita las conversaciones insignificantes.
    3. Orden: Que todas tus cosas tengan su sitio, que todos tus asuntos tengan su momento.
    4. Determinación: Resuélvete a realizar lo que deberías hacer, realiza sin fallas lo que resolviste.
    5. Frugalidad: Solo gasta en lo que traiga un bien para otros o para ti; Ej.: no desperdicies nada.
    6. Diligencia: No pierdas tiempo, ocúpate siempre en algo útil, corta todas las acciones innecesarias.
    7. Sinceridad: No uses engaños que puedan lastimar, piensa inocente y justamente, y, si hablas, habla en concordancia.
    8. Justicia: No lastimes a nadie con injurias u omitiendo entregar los beneficios que son tu deber.
    9. Moderación: Evita los extremos; abstente de injurias por resentimiento tanto como creas que las merecen.
    10. Limpieza: No toleres la falta de limpieza en el cuerpo, vestido o habitación.
    11. Tranquilidad: No te molestes por nimiedades o por accidentes comunes o inevitables.
    12. Castidad: Frecuenta raramente el placer sexual, solo hazlo por salud o descendencia, nunca por hastío, debilidad o para injuriar la paz o reputación propia o de otra persona.
    13. Humildad: Imita a Jesús y a Sócrates.
  • He sido un mal orador, nunca elocuente, sujeto a muchas dudas en la elección de mis palabras, apenas hacía uso correcto en mi lenguaje, y sin embargo generalmente logré sacar adelante mis puntos de vista.
  • A los 63 años de edad, en 1773 empecé a estudiar idiomas. Pronto llegue a dominar tan bien el francés que leía libros en ese idioma con facilidad. Entonces seguí con el italiano. Un conocido que lo estudiaba me tentaba con frecuencia a que jugáramos ajedrez, pero al ver que el juego me quita demasiado tiempo del que debía dedicar al estudio, acabe por ya no querer jugar, a menos que mi contendor y yo nos asignáramos el uno a las otras tareas relacionadas con el hecho de aprendernos de memoria alguna parte de la gramática italiana o hacer una traducción. El perdedor se comprometía a realizar dichas tareas para antes del siguiente juego. Como los dos jugábamos igual acabamos por aprender el idioma a fuerza de partidas de ajedrez. Después, con un poco de esfuerzo, adquirí también suficiente español, a tal nivel como para devorar libros enteros. Luego seguí con latín.
  • Gracias a la fortuna suficiente, aunque moderada que adquirí, asegure por el resto de mi vida el tiempo libre necesario para mis estudios, Mande traer de Inglaterra todos los aparatos del Dr. Spence para mostrarlos aquí y lleve a cabo con gran entusiasmo mis experimentos de electricidad. Muchos que ahora me consideraban un hombre ocioso pensaron utilizar mi tiempo libre para sus propósitos.
  • El mérito era de la compilación que hice de frases de todas las épocas y naciones (frases del almanaque). Resolví ser mejor gracias al eco de estas palabras y aunque al principio quise comprarme tela para una chaqueta nueva, me alejé decidido a seguir usando la vieja un poco más.
  • “Apreciado lector, si usted hace lo mismo, sus ganancias serán tan grandes como las mías”. Su servidor, Benjamin Franklin.
  • Rutina de Benjamin Franklin:
CITAS
“El mejor servicio que podemos prestar a Dios es hacerle el bien a los demás”
“Aquel que te ha hecho un favor, estará mas dispuesto a hacerte otro, que aquel a quien tú le has servido
“Después de las primeras 100 libras, ganar otras 100 es mas fácil” El dinero es, por su propia naturaleza, prolífico
“La flojera trae enfermedades y acorta la vida. La flojera, como la herrumbre, consume más rápido de lo que acaba el trabajo, mientras que una llave en uso siempre será brillante”
“Gato dormido no caza ratón y que ya habrá en la tumba descanso suficiente
“Si, entre todas las cosas, el tiempo es la mas preciosa. Entonces desperdiciar el tiempo es el mas grande de los despilfarros”
“Maneja tu negocio, no dejes que el te maneje, y temprano acostarse y temprano levantarse hace a un hombre sano, rico y sabio
“La diligencia es la madre de la buena suerte, y Dios le da al trabajador todas las cosas. Así que ara hondo mientras los flojos duermen y tendrás trio para ti y para venderles
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