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LOS VIAJES DE GULLIVER

 






LOS VIAJES DE GULLIVER

Nació en Dublin el 30 de noviembre de 1667. Su padre falleció antes de su nacimiento y él fue educado por su tío. Vivió su niñez en la pobreza, pero pudo estudiar en el Trinity College de su ciudad natal. Trabajó como secretario del político inglés sir William Temple, lo que le permitió entrar en contacto con la alta política. Hacia 1964 regresó a Irlanda para ingresar en al Iglesia. Ordenado sacerdote, se hizo cargo de varias iglesias, en 1699 entró al servicio de Lord Berkeley como capellán y en 1713 fue nombrado decano de la catedral de St. Patrick de Dublín. También se dedicó a la política, como consejero del gobierno tory entre 1710 y 1714. Sus obras, escritas siempre desde la más insobornable independencia, le granjearon la animadversión de la reina Ana, lo que abortó cualquier tipo de promoción. Dicho con sus palabras: “La ambición suele llevar a las personas a ejecutar los menesteres más viles. Por eso, para trepar, se adopta la misma postura que para arrastrarse”

  • Tan pronto han cumplido los ochenta años se les considera legalmente como muertos; sus haciendas pasan a los herederos, dejándoles sólo una pequeña porción para su subsistencia y los pobres son mantenidos a cargo del común. Pasado este término quedan incapacitados para todo empleo de confianza o de utilidad; no pueden comprar tierras ni hacer contratos de arriendo, ni se les permite ser testigos de ninguna causa civil ni criminal, aunque sea para la determinación de linderos y confines.

A los noventa años se les caen los dientes y el pelo. A esta edad han perdido el paladar y comen y beben lo que tienen sin gusto, sin apetito. Las enfermedades que padecían siguen sin aumento ni disminución. Cuando hablan olvidan las denominaciones corrientes de las cosas y los nombres de las personas, aun de aquellas que son sus más íntimos amigos y sus más cercanos parientes. Por la misma razón no pueden divertirse leyendo, ya que la memoria no puede sostener su atención del principio al fin de una sentencia, y este defecto les priva de la única diversión a que sin él podrían entregarse.

  • Los humanos emplean los caballos para viajar, correr en concursos o arrastrar carruajes, eran tratados con gran regalo y atención, hasta que contraían alguna enfermedad o se despeaban. Llegado este caso, eran bendecidos y dedicados a las más ingratas faenas hasta su muerte y después de ella se les arrancaba la piel, que era vendida para varios usos y se dejaba el cuerpo para que lo devorasen perros y aves de rapiña. Mas los caballos de raza corriente no tenían tan buena fortuna, pues estaban en manos de labradores y carreteros, que les hacían trabajar más y les daban de comer peor. Describí lo mejor que pude cómo montamos a caballo, la forma y el uso de la brida, la silla, la espuela y el látigo, el arnés y las ruedas. Añadí que les fijábamos planchas de cierta materia dura, llamada hierro, en los extremos de las patas para evitar que se les rompiesen los cascos contra los caminos empedrados, por donde caminábamos con frecuencia.}
  • Le dije que un primer ministro, o ministro presidente, que era la persona que iba a pintarle, era un ser exento de alegría y dolor, amor y odio, piedad y cólera, o, por lo menos, que no hace uso de otra pasión que un violento deseo de riquezas, poder y títulos. Emplea sus palabras para todos los usos, menos para indicar cuál es su opinión; nunca dice la verdad sino con la i intención de que se tome por una mentira ni una mentira sino con el propósito de que se tome por una verdad. Si empieza a hacer vuestra alabanza a otros o a vosotros mismos, podéis consideraros en el abandono desde aquel instante. Lo peor que de él se puede recibir es una promesa, especialmente cuando va confirmada por un juramento; después de esta prueba, todo hombre prudente se retira y renuncia a todas las esperanzas.
  • Contestada con esto la única objeción que como viajero pudiera ponérseme, me despido por fin en este punto de todos mis amados lectores y me vuelvo a absorberme en mis meditaciones y a mi pequeño jardín de Redriff; a poner por obra aquellas sabias lecciones de virtud que aprendí entre los houyhnhnms; a instruir a los yahoos de mi familia hasta donde llegue su condición de animal dócil; a mirar frecuentemente en un espejo mi propia imagen, para ver si así logro habituarme con el tiempo a soportar la presencia de una criatura humana; a lamentar la brutalidad de los hoyhnhnms de mi tierra, aunque siempre tratando con respeto sus personas, en honor de mi noble amo, su familia, sus amigos y toda la raza houyhnhnm, a que estos viven entre nosotros tienen el honor de asemejarse en todas sus facciones, por más que sus entendimientos hayan degenerado.

CITAS

“la ambición suele llevar a las personas a ejecutar los menesteres más viles. Por eso, para trepar, se adopta la misma postura que para arrastrarse” Jonathan Swift


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